jueves, 18 de agosto de 2016

Reconocen en el Omáwari 2016 a dos Pilares de la Cultura Pima por su trabajo en preservar la tradición.

Este domingo 7 de agosto a partir de las 18:00 horas se pudo disfrutar muestras de danza, música entre ostros aspectos de diferentes culturas en el Parque El Palomar con el "Omáwari" ("fiesta" en rarámuri) que en esta ocasión reunió a representantes de la comunidad Yaqui del estado de Sonora; Yoreme originarios de Sinaloa; Mayas de Yucatán; y Warijios, Odamis, Rarámuris y Pimas. Iniciando con la ceremonia ancestral de bendición del lugar a cargo del poeta y músico rarámuri Martín Makawi, para continuar con las actividades de los grupos étnicos participantes.



El gran Encuentro de Naciones Hermanas: Omàwari 2016, conjuga una gran cantidad de elementos de la cosmogonía de los pueblos originarios en una serie de actividades que contribuyen a la revalorización y difusión de su cultura, como son talleres de lengua materna, muestra y venta de artesanías,Este año con la exposición fotográfica de la artista Pima, Selene Vargas, originaria de Yepachi, muestra de cine documental, lanzamiento del demo y exhibición del juego virtual ‘Mulaka’ basado en el pueblo tarahumara.

Uno de los momentos más importantes fue la entrega del premio "Pilar del Mundo" un reconocimiento al trabajo de las personas que son gestoras de la cultura, representa un estímulo económico durante un año como un reconocimiento por su trabajo con la comunidad indígena. a Don Luis Casimiro Galaviz y Doña Julia Olayo Mora, a cargo de Clara Patricia Olalde, subdirectora de Programas Regionales de la Dirección General de Culturas Populares de la Secretaría de Cultura y Don Alberto Vargas Castellanos, quien recibió el Premio Nacional de Ciencias y Artes 2014 en la categoría de Arte y Tradiciones Populares y quien en 2013 la UNESCO lo definió como Patrimonio Cultural Vivo. 

Doña Julia es médico tradicional, borda textiles y conoce de la gastronomía regional, además de la imparable labor que realiza con niños, jóvenes y adultos al generar el diálogo Pima, para preservar esta a lengua materna de Chihuahua que está en riesgo al haber cada vez menos hablantes. Las acciones que favorecen la preservación y salvaguarda de los elementos culturales del pueblo Pima, mismos que contribuyen al rescate de la identidad y riqueza del estado, fueron rasgos considerados por la misma comunidad para que doña Julia fuera una de las candidatas a recibir la presea "Gawí Tónara" o "Pilares del Mundo" 2016, que otorga el Programa de Desarrollo Cultural Yoreme del Instituto Chihuahuense de la Cultura.
 
El Programa de Desarrollo Cultural Yoreme atiende de forma directa las peticiones que tienen que ver con la difusión, promoción, fortalecimiento y el apoyo de todas las actividades y manifestaciones culturales, que salvaguarden los usos y tradiciones de los pueblos indígenas del estado de Chihuahua.El antropólogo responsable del programa, Víctor Armando Flores Ángel, manifestó que los habitantes de la comunidad Pima fueron quienes decidieron que ella fuera candidata al premio, pues trasmite conocimientos con el fin de rescatar la cultura, ya que muchos de estos aspectos están en desusos, como la lengua, la elaboración de utensilios de barro y otros elementos propios de la cultura Pima.

Julia Olayo Mora nació en la comunidad de Tierra Blanca en donde conoció a don Luis Casimiro, con quien se caso hace más de medio siglo,y se mudaron a Piedras Azulesen, Temósachic, al suroeste de la Sierra.  Ahí es donde enseña a nuevas generaciones del pueblo o’oba (pima) a trabajar el barro, es médico tradicional, borda textiles y contribuye en la preservación de la lengua materna.

En junio de este año comenzó formalmente con un taller de trabajo con barro tradicional que se imparte en la Escuela Primaria Luz Coronado, a través de los trabajos del Programa de Desarrollo Cultural Yoreme del Instituto Chihuahuense de la Cultura.

Por su parte Don Luis Casimiro Galaviz es uno de los pocos cantadores que quedan en la cultura pima y se ha encargado de compartir en cuanta oportunidad tiene su conocimiento con las nuevas generaciones, así como con los asistentes a lso eventos a los que es invitado a mostrar parte de la cultura pima. Para llegar a ser cantador se requiere de un largo proceso de aprendizaje, en donde el aspirante deberá memorizar numerosos cantos relacionados con las historias y tradiciones de la cultura pima y coordinar la danza del Yúmare antes y después de los tres días que se realiza. . La selección de nuevos cantadores, así como la transmisión de los conocimientos se hereda y transmite vía relaciones de parentesco. En la actualidad se sabe de la existencia de seis cantadores; tres en las cercanías de Yepachi; y tres más en la zona de Mesa Blanca, con un rango de edad promedio que oscila de los 60 a los 70 años. 

La entrega de estos reconocimientos por parte del gobierno del estado de Chihuahua es importante porque como resultado de un largo proceso de contactos e intercambios desiguales con la sociedad mayoritaria, el yúmare se ha debilitado, debido a dos hechos principales: a) por la imposición de un modelo oficial de educación que desplaza la cultura tradicional, con lo que el ser pima, así como sus mecanismos de adscripción y transmisión de su cultura se han debilitado; y b) por la disminución demográfica que sufre el pueblo pima, el cual ha pasado de 6,000 personas durante la época colonial (Siglo XVIII, según Pennington:1976), a menos de 800 o’oba en la actualidad. 

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