lunes, 26 de octubre de 2015

Monte Albán, Atzompa y Paquimé. "Una mirada de reencuentro con el pasado"

El jueves 22 de octubre durante el 2° Festival en las casas Grandes, zona arqueológica Paquimé" se inauguró la exposición fotográfica "Una mirada a las tumbas de monte Albán y Atzompa: Un reencuentro con el pasado" donde se muestran tanto el centro arqueológico señalando dónde se encontraban las tumbas con las pinturas así como una breve explicación de lo que se ve en las fotografías.



Esta exposición viajera tiene una historia interesante como experiencia de un patrimonio más conocido por tanta información que el turismo y los libros de texto de las escuelas dan acerca de ese espacio y del que los encargados del Festival y del museo están aprendiendo con estos intercambios culturales con el resto del país. 

Veamos un poco de esa experiencia que tienen los de Monte Albán y y Atzompa. 
 
Para la arqueóloga Nelly Robles García, artífice del Plan de Manejo del sitio oaxaqueño y directora del Proyecto Conjunto Monumental Atzompa, el hecho de que Monte Albán entrara en competencia con lugares emblemáticos y de valor patrimonial del orbe, y además resultara el mejor calificado, es un estímulo para el equipo que por varios años ha llevado a cabo el proyecto de investigación, conservación y difusión de la zona arqueológica, y resaltó que este resultado obliga a realizar un mejor trabajo. Desde 1964, en la Carta de Venecia la UNESCO especificaba que era necesario buscar el equilibrio entre la conservación y el uso del sitio, y Monte Albán es un buen ejemplo de esa búsqueda constante”.



Aunque la Tumba 7 es la más conocida de las tumbas que se han encontrado en Monte Albán, está lejos de ser la única. Monte Albán, gran ciudad zapoteca del Clásico, se distingue precisamente por su vasto acervo de arquitectura funeraria. Si bien las tumbas del sitio muestran un esquema general, también poseen una variabilidad a lo largo del tiempo que denota las transformaciones que experimentó la sociedad zapoteca. La mayoría de las tumbas fueron construidas debajo de patios, habitaciones y templos. En algunas ocasiones contaban con nichos en las paredes, en los que se colocaban ofrendas, por lo general vasijas de cerámica. A la entrada de la tumba usualmente se colocaban urnas de barro que representaban deidades o ancestros del ocupante. Las paredes de varias de las tumbas fueron decoradas con pinturas murales, que por lo general representan a los ancestros del muerto, mostrados como ancianos, realizando algún tipo de ritual y con frecuencia en procesión.



En 1985, Marco Antonio Aguirre llevó a cabo el levantamiento topográfico de Atzompa, asignándole la nomenclatura que hasta hoy en día es empleada para los distintos elementos arqueológicos que la conforman. En total registró 29 edificios, 11 plazas, 3 unidades habitacionales, 3 juegos de pelota. Dos años después la UNESCO, declara a la Zona Arqueológica de Monte Albán Patrimonio Cultural de la Humanidad.

Entre 1992 y 1994 el arqueólogo Marcus Winter realiza el Proyecto Especial Monte Albán con el objetivo claro de explorar y proteger la antigua ciudad. Los trabajos se concentraron en la Plataforma Norte, la Gran Plaza y la Plataforma Sur. Define además el polígono de protección de la zona arqueológica. En 1993, por decreto presidencial, Monte Albán es declarada como Zona de Monumentos Arqueológicos. Entre 1999 y 2001 como consecuencia de un fuerte terremoto y una temporada de lluvias excesiva, cerca de un 70 por ciento de los edificios y estructuras sufren daños estructurales. A través de un proyecto especial se atiende y recupera la estabilidad arquitectónica de los edificios, generando una nueva dinámica de preservación y restauración.



Entre los años de 2005 y 2015 se implementa el Plan de Manejo de la zona arqueológica de Monte Albán. Se trata de un corpus administrativo y funcional que integra la investigación, la preservación y el resguardo del patrimonio cultural, buscando la vinculación con las comunidades locales y las instituciones especializadas.

En 2007 inician formalmente las investigaciones en Atzompa, proyecto dirigido por la arqueóloga Nelly Robles. Algunos de los objetivos incluían: la puesta en valor del Conjunto Monumental, la conservación integral del sitio, replanteamientos teóricos del desarrollo político, histórico, social y económico de este sector de Monte Albán, así como el estudio del patrón urbanístico de Monte Albán.



En el año de 2012 se descubre en Atzompa el entierro de un individuo de alto rango de la antigua sociedad zapoteca, acompañado de una ofrenda. Se trata de un complejo funerario inédito, compuesto por tres cámaras mortuorias. Entre otros objetos se encontró una vasija roja con un rostro humano, que se estima data de 650-850 d.C. En este mismo Atzompa es abierta al público.

Aunque la situación de los sitios arqueológicos y museos de Paquimé y Monte Albán es distinta, estos comparten suficientes similitudes para “hermanarse”. Ambos espacios gestionan recursos arqueológicos y culturales pertenecientes a México pero declarados patrimonios de la humanidad. Además cada uno cumple con la preservación e interpretación de los recursos culturales que están constantemente amenazados por factores externos como el vandalismo, la erosión, los daños causados por animales y el uso excesivo por el público visitante. Para algunas culturas, los métodos tradicionales de conservación en la manutención de esta estructuras se han convertido en una tradición perdida, mientras que para otras aún forman parte de una práctica diaria. Por eso es que Paquimé fue declarado como Patrimonio de la Humanidad el 2 de diciembre de 1998 confirmando que ambas ciudades son hermanas en el patrimonio nacional. 



Así que tener exposiciones itinerantes como estas fotografías (o las de las muestras de trabajo en barro de Paquimé y Mata Ortíz)  permiten que las distintas comunidades conozcan un poco de ambos espacios y lo que representan en la siempre activa  historia de México y el mundo. 

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